Eso que nunca se sabe
es loo que la princesa acechó.
Alfombrada en benjuí,
Calla por los empeines,
Hermosa como cuando reí,
Fría como cuando de ella,
De ella todo depende.
Perdón con ser princesa.
La realeza que te impongo
Es la plebe de la plebe
Con palabras de corazón.
Desenfundó la espada,
Cortó siendo tajante
Desde el día que nació.
Le faltaron palabras...
Palabras para no darte.
Y es que te vengas
De quien no te conoció.
Y no por suicida temporal,
Señora de mi conciencia,
Sino de puro devenir
Que en ti produjo
La sal y la efervescencia
De la soledad
Y peor aún,
Su propio luto.
¡Señuelo mío!
¡Enclave de mis cordilleras!
¡Princesa!
Tan poco quiso el destino,
Me faltan entendederas
Cuando eres bella
Y la muerte
Al correr con ella
Con una vida de ventaja.
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