miércoles, 22 de agosto de 2007

En ajedrez...


Pero dicen que las horas aburren cuando se charla con los cuadrados del ajedrez o con el virtuoso silencio entre las palabras del mudo libro que nadie leyó. Pero es que no bastan las horas para que la gente no se aburra de sí misma y consigo misma. Pues cuesta algunas veces ser reconocido con el velo de la autopista de doble vía entre el tiempo y la distancia.
Pero que tan difícil puede ser el consumo que eleva a uno mismo a olvidar lo que no se haya. Será que siguiese igual los tres cuadrados de vereda o los tres asientos que forjan las fronteras humanas. Sea que ahora lo piense, aunque la impresión más se forma en la ausencia.
Que tan corta de palabras la miga no almorzada, la pequeña gota de garúa que humedeció una uña o el lapiz marcado por los dientes del aburrimiento. Sepa que no quisiera decir todo como para no ahuyentar. Pues que en cierto modo no me aburro aún y de tantas maneras mantengo aún el equilibrio.
Quizá me acerque o eche a correr...
Lástima que mejor se le ve divirtiendose consigo misma que conmigo...
El sinónimo de la dependencia puedo ser al verla...
Mejor me voy. Quizá alguien escriba lo mismo que yo ahora y será quien no tenga algo que hacer, quien pierda el tiempo como ahora me toca...
(Duro diez minutos... para qué más)

No hay comentarios: