sábado, 24 de noviembre de 2007

INSOMNIOOOOO

Cuestiones enciclopédicas: las puntas de mis canas negras. Insomnio: las palabras en la garganta. Denuncia: me enamoré de la más bella. Acusado: el nombre sin apellido y producto de los celos que pocas veces viví. Desconfianza: no más allá de lo que me dice alguien especial para mí. Conclusión: el segundo tomo de este intento de quitarme los celos.
Y yo que no quería ser policía. Así son las guerras civiles. Y yo que no quería ser abogado. Así fueron las injusticias. Y yo que no quise ser operador de línea. Así es el IGV de la telefonía. Y yo que siempre quise ser escritor. Así se aprovecha de mí lo estrambótico. Y yo... Muy egocéntrico. Mejor no.
Y tú quien es sargenta de brigada, de Estado, de mi condición pública y sábana en mi cama. Así, de a pocos, se pasa esta noche que no te hablé. Y tú, pequeña, pequeñísima, diminuta, que cabe en el pecho y vuela al ejercitar los suspiros. Así eres, porque no te inventé. Y tú, y contigo y por ti. Así es como me di cuenta que me falta lenguaje para llegar a lo quise decir. Lo que invento es siempre tuyo. Luego.
La poesía ya no la compartes. Me jodió el Joaquín en un verso. Me gusta cuando callas. Me delató Neruda y me dice pisado. Y más precisamente. Y más precisamente soy la copia de un Juan Gonzalo Rose. No comparto los versos. Y justo es cuando niego lo que es original. ¿Cómo decirte no? No te odio, es decir, sí te amo. Mis únicas maneras de decirte un no.
-No, tú no. Aún no te vayas.
-Como si fueras la gran cosa.
-¿Y ahora qué?
-Juega cartas con el desencanto
-¿Y cómo duermo sin ti?
-¿Total que podías dormir por ella?
Y el bostezo y el sueño partió con sus maletas; bueno, con unas bolsas del mercado; bueno, con un palo y un pañuelo; bueno, se fueron, ¿no?
Todavía no concluyo.
La polilla, el tiempo, la vida, el amor. El amor tanto como sentirlo como hacerlo. Tres noches. Celos. La censura. Me cortas las manos. Lloré. Y los hombres quienes no lo hacían. Extraña. El contestador de tu teléfono. La promesa. Los mariachis. Mis malditos centavos. El capitalismo. Mi ansiedad. Promesa. Mi dos por uno en una llamada. El mil por tres mil de los que pueden y yo no puedo. Lo que te encantó. Lo que aún tengo y no me encanta. Mis abstracciones. Celos. Un paracaídas. Un peldaño. Un cigarro. La gastritis. El espejo. Cara de siempre. Entiendo porqué el menos le gana al más en multiplicaciones. Ella. Él. La amo. Me ama. Y está lejos. Y aún no la toco. Y ya hemos hecho el amor. La repercusión del tiempo que esperas tener para que no tengamos. Lo dijiste. Lo pienso ahora. Me resisto. No me mientas. No me mientas. Los celos. No él. Yo. Mentira. No por perderte. Por saber que conmigo pensé que eras feliz. No dañarte. Recuperarme. No dejarte ir. Sino que te vayas sabiendo que no es venganza. Que no sea lo inconsciente. Ya es tarde. No podré leértelo. Quizá no te diga que lo escribí. Estás dormida, porque no contestas. Antes estaba ocupado. ¿Quién? Promesa. Me disgusta. Me enternece. Me dio lástima. Si es como quieres, te doy el gusto. No se aprovechen de mí.
Y a las seis de la mañana te llamaré para no decirte nada de lo que escribí. Solo mi insomnio.

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