miércoles, 5 de septiembre de 2007

Jugandome la bofetada

Quiza leas este mensaje al momento que abandone la computadora por ya unas horas o minutos. No sabría precisar, la verdad. Ahora no sé más que pensar en cómo estas y me siento así como ayer: angustiado, tembleque, con miedo. Por algún modo me pasa por la cabeza pensar que estas líneas cumplirán su acometido como una ventana de conversación instantanea. Pregunto sin que me delanten los emoticones y suelo responderme a mí mismo cuando ya la persecusión a tu personalidad se suele desvanecer con un bostezo que regula el sueño. Quiza acierte con la pregunta que te haga y yo sepa o quizá me responda lo que yo mismo quisiera oír. Lo último contiene un alto grado de ilusión. Armar conversaciones consigo mismo pensando en otro está prohibido para los niños. Justo ahora que la ley dice que está prohibido prohibir, yo qué sé.
Quizá nada sé. Y si tuviera que saber algo, es saber que te encuentras ahora bien.

No hay comentarios: