
Quizá te haya dado miles pistas de ello. El repeticua de mis dos frases, de mi verbo con el artículo que muestra posesión o dirección o informacion de alguien necesitado por hablarte o por verte o quiza por los dos y todo lo anterior con su merecida vicerversa.
Con el escaparate para terminar en tus redes, consigo golpear el mp3 con dedicar una nueva canción a mi estado, a mi repùblica, a mi monarquía, a mi constitución, a mi Cadiz sin Corte, porque una chikita interrumpió la tijera de la historia para acercarme más a mí mismo y claro que también a esa persona. Una canción que no sea ni trova ni regeton, ni alternativo ni opera, ni jazz ni bailetón.
Ni historia con princesas, porque a una tengo al lado del corazón.
Y si te preguntas porque te dije todo esto, es porque no sabía cómo despedirme sin contarte que te extrañé todo el día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario